Pesándote una vez a la semana en el mismo momento, te beneficias del ajuste de los esfuerzos y posibles desviaciones de tu programa de pérdida de peso. Pesarse a diario suele ser un factor de desmotivación porque de un día para otro, no siempre es fácil ver bajar la aguja de la báscula. Al pesarte una vez a la semana, será más fácil que puedas controlar tus esfuerzos y así compensar una salida a cenar con amigos con pequeños platos cocinados por ti, ricos en fibra y bajos en grasas al día siguiente. En general, en un programa de pérdida de peso, debes bajar de peso cada semana, pero en proporciones mayores o menores que dependerán del nivel de hidratación de tu cuerpo, de la evolución de tu masa muscular y también de una fase de estabilización que puede ocurrir después de las primeras semanas del programa. El momento ideal para pesarse es por la mañana antes del desayuno y después de pasar por el baño. Por último, intenta establecer unos objetivos de pérdida de peso razonables. Es contraproducente querer perder peso demasiado rápido y quedar decepcionado con los resultados. Es mejor ir despacio y quedar gratamente sorprendido por unos resultados mejores que los que te fijaste.
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